Muchos testimonios de cáncer de mama triple negativo tienen algo en común con el mío: empiezan por una revisión ginecológica.
Cuando el cáncer entró en mi vida tenía 43 años y hacía más de 5 años que no me realizaba ningún control médico. Tenía alguna molestia en el pecho, aunque no me notaba ningún bulto ni irregularidad. Por suerte, una amiga me animó a ir a la ginecóloga y gracias a esa revisión me detectaron un bulto que acabaría siendo un cáncer de mama triple negativo. En ese momento empezó para mí una larga y dura batalla, pero siempre con energías para ganarla.
Tengo antecedentes familiares de cáncer de mama, mi abuela paterna y una prima hermana lo habían padecido. En el momento en que me diagnosticaron el tumor tuve miedo y pensé «¿por qué yo?». Pero cambié rápido de la frustración y el miedo a la esperanza y las ganas de luchar: estaba segura de que esa batalla iba a ganarla.
La fase del tratamiento para mi cáncer de mama triple negativo
Primero me operaron, luego hice varias sesiones de quimioterapia y radioterapia después. La operación fue muy bien, la recuperación fue rápida y no demasiado dolorosa. Es importante estar tranquila y no hacer esfuerzos porque es una zona delicada. Durante el tiempo transcurrido entre la operación y el tratamiento hay que cuidarse, coger fuerzas porque lo que viene es duro.
Estás limitada porque no puedes mover el brazo, tienes molestias, pero es normal después de una intervención de este tipo.
Después de dos años de mi operación decidí hacerme una reducción del pecho, porque tenía problemas de espalda debido al volumen del pecho. Al tener un historial de triple negativo, el cirujano me recomendó la prueba de BRCA, para saber si mi tumor era genético. Por desgracia fue positivo, así que pasé de una reducción de mama a una doble mastectomía.
En ese momento te quedas en shock porqué piensas: “¿cómo me voy a ver sin pechos?”, pero mi cirujano me explicó que ya saldría de quirófano con las prótesis colocadas. Entonces es mucho más fácil de asimilar ya que nunca te llegas a ver sin pecho.
La operación fue todo un éxito, pero mi problema salió a los seis meses, cuando tuve una infección en el pecho que había recibido el tratamiento de radioterapia. Me tuvieron que retirar la prótesis. No os voy a engañar, me sentí fatal, porqué ya creía que había acabado… Tuve que ir de urgencias y en unas horas estaban operándome para retirar la prótesis.
Lo pasé mal, sentí rabia, tristeza… pero gracias a todo el personal médico que estuvieron conmigo, arropándome, saqué la energía para seguir luchando.
Lo más duro vino después cuando me vi sin pecho, eso sí que me afectó. Me aconsejaron un centro especializado donde comprar una prótesis externa. Eso fue una liberación porque me volví a sentir mujer otra vez y con la valentía de seguir enfrentándome a todo lo que tenía que venir. Volvía a tener pecho.
Al tratarse de un tipo de cáncer genético, me aconsejaron extirparme los ovarios y así lo hice. Como mujer, que te saquen los pechos y los ovarios, nuestros órganos, no es algo fácil. Forma parte de nuestra feminidad, gracias a ellos nos reproducimos, sentimos, disfrutamos…
La pregunta: “¿Volveré a ser madre?” que a veces me hacía… ya tenía respuesta: No. Por lo menos no de forma natural. “¿Me sentiré mujer sin mis órganos sexuales reproductivos?”, es otra de las preguntas que me hacía a mí misma, pero extirparme los ovarios y los pechos era la solución para no recaer en la enfermedad, no volver a tener cáncer. Así que no me lo pensé: quería seguir viviendo.
Reflexiones de lo vivido
Estoy contenta del paso que di, porqué me siento sana y feliz conmigo misma y con los míos. La familia es el pilar más importante de mi vida.
Al ser hereditario, mis hijos se tendrán que controlar, al igual que mi hermano y mi sobrina, ya que pueden tener más probabilidades de padecer cáncer.
Durante este camino he necesitado, en momentos puntuales, ayuda psicológica. Lo recomiendo a todas las personas ya que te ayuda a aceptar tu nueva vida. Todo esto te hace cambiar, y no siempre es fácil ir asimilando todo lo que va sucediendo en esta gran batalla.
Para sentirse guapa y feliz influye mucho el apoyo de la familia y tu entorno. Mi marido me apoya en todo. Nunca ha tenido ningún problema en ver mis cicatrices, incluso él me ha llegado a hacerme las curas. Siempre apoyándome, igual que el resto de los familiares y amigos.
Como paciente oncológica quiero mandar ánimos a todas esas mujeres que sufren cáncer de mama, de ovarios o otro tipo de tumor. Hay que luchar siempre. Si necesitas ayuda: pídela. Porque hay muchas personas que están ahí para curarnos, cuidarnos y que nunca dejemos de ser mujeres, haciéndonos más fácil este largo camino.
Paciente de cáncer de mama
Un comentario
Eres muy valiente.
Yo voy a empezar esta batalla,me van a operar en unos dias,espero salir victoriosa,como tu.