Anabel es una paciente con cáncer de mama que ha velado por su calidad de vida desde el minuto 1 del diagnóstico.
Se podría decir que la historia familiar de Anabel forma una cordillera, cuya salud se vio afectada por el cáncer. En concreto, por el de mama y también por un gioblastoma. Su hermana y su madre fallecieron por culpa de éstos, y Anabel era quien las cuidaba. Primero su hermana y luego su madre. Con sus antecedentes y el luto reciente, era consciente de que podría pasarle a ella también.
Un año y medio tras despedirse de su progenitora, a Anabel le diagnosticaron cáncer de mama metastásico, concretamente un carcinoma ductal infiltrante, con una esperanza de vida de 5 años. Aprendió mucho sobre el proceso de su madre, lo primero fue la manera de abordar la enfermedad: la mentalidad de la gente que nació en el siglo XX era aceptar el tratamiento estricto del médico y nada más, centrándose en sobrevivir y no en vivir. La calidad de vida era secundaria. Para Anabel esto era inadmisible:
“Ahora en el siglo XXI hay que hablar con el médico sobre los efectos secundarios, no tener miedo de decir lo que estamos sufriendo por miedo a que te quiten la medicación. La cultura del siglo XX era la de aguantar, no la de hablar”.
En septiembre de 2019 comenzó la quimioterapia hasta febrero de 2020. La radioterapia siguió después, con la “bendición” de haber tenido COVID. La quimio y el COVID los superó muy bien. Aún lidia con la radioterapia:
“La radioterapia te provoca pérdida de memoria y afecta a la concentración. Yo era una lectora voraz de libro y ahora tengo que leer pausadamente. Cuando leo algo o quiero aprender me cuesta mucho más. Una amiga me comentó que le pasaba lo mismo”.
A pesar de ello, sigue adelante con más ganas que nunca de centrarse en la calidad de vida. “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, nos dice.
Tuvo una reflexión en el hospital cuando vio a una chica desvanecerse. Esto le dio la impresión de verse en un espejo y que la vida le estaba mandando una señal para no llegar a ese extremo: “estamos dando sufrimiento cuando podemos dar soluciones”. Se refiere a que el oncólogo no te remite a otros profesionales o a realizarte diversas pruebas para adaptarte al cáncer, sino que se ciñen al protocolo, pudiendo paliar un poco el dolor gracias a la medicina de precisión:
“Una medicina personalizada, por medio de tus genes y hábitos de vida, puede mostrarnos cómo es nuestra genética. Gracias a estas herramientas nuevas, puedes cuidarte mejor y ahorrarte sufrimiento, compatibilizando tus genes con medicina y alimentos que ingerimos. Esto me da calidad de vida en el ahora, no en el futuro. El mañana no existe”.
Esta practicidad la fue extrapolando a cada área necesaria para poder atravesar esta difícil montaña (que considera de 8.000 metros) con la máxima calidad de vida posible: acudió al psicólogo para no sufrir y pensar más de la cuenta; fue al fisioterapeuta para superar el linfedema; el dermatólogo le guio para cuidar la piel durante la radioterapia; aprendió a meditar antes de irse a dormir gracias al kinesiólogo. Este último no sólo ayudó a Anabel profesionalmente, sino como el gran amigo que siempre estuvo apoyándola en sus peores momentos, ¡gracias por estar ahí! Todos estos compañeros de viaje fueron clave para salir adelante y mantener la tan positiva actitud que tiene hoy en día Anabel.

“Tienes que introducir el cáncer en tu vida. Hay que aprender a hacer las cosas de otra manera, no limitarte, sino ir de la mano con el cáncer”.
No sólo se quedó ahí, sino que también indagó en el mundo de los ensayos clínicos para poder beneficiarse de lo que éstos le ofrecían. En su caso, participó en uno con dentistas focales. El ensayo se basaba en estudiar cómo cada diente está relacionado con un órgano:
“Lo curioso es que yo tengo un implante en los dientes 15-16 que son los que afectan a la mama. Una boca sana es un cuerpo sano”.
Actualmente forma parte de otro ensayo con la doctora Josefina Cruz (HUB), donde buscan frenar la metástasis. No es una lucha contra el cáncer de mama, sino buscar lo mejor para el cuerpo de cada persona.
Anabel había sido empresaria toda la vida, relacionada con el mundo del marketing, audiovisuales y la farándula, pudo costearse todos los tratamientos y profesionales necesarios para cuidarse al máximo. Pero es consciente de que no todo el mundo puede hacerlo, por lo que fue un paso más allá y fundó Vivir es Urgente. Un proyecto con tres pilares básicos:
Oncología preventiva: intentar no llegar a tener cáncer
Oncología integrativa (con personal sanitario profesional): cuando te diagnostican el cáncer
Oncología regenerativa: trabajar sobre las secuelas que te ha dejado el cáncer
Para abordar cada una de estas cuestiones, se focaliza en la creación de un centro rural en el que pacientes que se están enfrentando a duros tratamientos como quimioterapia o radioterapia, puedan pasar unos días en la naturaleza totalmente financiados por este proyecto. Anabel pretende incentivar la nutrición, el deporte y la psicología para prevenir, cuidar y mantener una calidad de vida lo más alta posible. Puedes saber más sobre su proyecto en este enlace.
Cada persona es un mundo. Hay pacientes que encuentran su apoyo en grupos, familiares, nuevos hobbies… Anabel, aparte de contar con amigos, siempre tuvo a su fiel compañero, Pancho. Él fue, es y será un soporte muy importante para recorrer su camino. Para muchas personas, los perros significan un pilar fundamental en sus vidas, por lo que Anabel consiguió una colaboración con Gosbi. Así, los socios de su fundación tienen la comida de sus compañeros cubierta y es una preocupación menos a la que hacer frente económicamente.

Le preguntamos qué le diría a una persona con cáncer, y su respuesta fue:
“Paciencia e ir lento. Para vivir o morir vas a necesitar muchísima paciencia. Hay que hacer los tratamientos con la mejor actitud posible. Escucha a tu cuerpo. Acude al especialista para ver los efectos que estás teniendo. La quimio te hace una limpieza de células, cada semana se reinician y te faltarán vitaminas y necesitarás comer algo específico, ve al nutricionista. Incluso el ejercicio es personal, no todos sufrimos los mismos efectos. Adapta el cáncer a tu vida”.
Ten paciencia, acude a profesionales sanitarios con los que resolver dudas y tratarte para vivir con calidad. Hemos avanzado mucho, infórmate, valora si un ensayo clínico puede ayudarte como a Anabel y comparte tus inquietudes con tu oncólogo. Cuídate antes, durante y después del cáncer, tu vida es lo más importante. Gracias Anabel por compartir tu experiencia con nosotros, y nos despedimos con una frase clave de esta paciente con cáncer de mama:
“No estoy bien porque haya tenido suerte, la suerte no existe, estoy bien gracias a que trabajo a diario con mi cuerpo”.
Unimos personas y ciencia porque compartir es avanzar.